Dios mío, llena mi alma de amor por el arte y por todas las criaturas. Aparta de mí la tentación de que la sed de lucro y la vanagloria influyan en el ejercicio de mi profesión. Sostén la fuerza de mi corazón para que esté siempre dispuesto a servir al pobre y al rico, al amigo y al enemigo, al justo y al injusto. Haz que no vea más que al hombre en aquel que sufre. Haz que mi espíritu permanezca claro en todo momento y en toda circunstancia: pues grande y sublime es la ciencia cuyo objeto es conservar la salud y la vida de todas las criaturas. Haz que mis enfermos tengan confianza en mí y en mi arte y que sigan mis consejos y prescripciones. Aleja de sus lechos a los charlatanes, al ejército de parientes con sus mil opiniones y a quienes creen saberlo todo: es ésta una casta peligrosa que hace fracasar por vanidad las mejores intenciones. Concédeme, Dios mío, indulgencia y paciencia con los enfermos obstinados y descorteses. Haz que sea moderado en todo, menos insaciable en mi amor por la ciencia. Aleja de mí la idea de que lo puedo todo. Dame la fuerza, la voluntad y la oportunidad de que ahonde cada vez más en mis conocimientos, a fin de que pueda procurar mayores beneficios a quienes sufren. Amén.
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Autor: Maimónides (1138-1204)