En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra de Dios.
Gloria a ti, Señor Jesús.
- Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5 — 2, 2
- Salmo 102 1b-2. 8-9. 13-14. 17-18a
- Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
- Reflexiones católicas sobre las bellas enseñanzas de La Biblia.
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La bendición de Dios sea sobre tu familia y sobre quienes reciban este mensaje.