En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Palabra de Dios.
Gloria a ti, Señor Jesús.

  • Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 14. 22-33
  • Salmo 15 1b-2a y 5. 7-8. 9-10. 11
  • Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 8-15
  • Reflexión católica sobre la lectura de La Biblia.

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La bendición de Dios sea sobre tu familia y sobre quienes reciban este mensaje.

FE Y SALVACIÓN

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