En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque “para Dios nada hay imposible”». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra». Y el ángel se retiró.
– Lectura del libro de Isaías 7, 10-14; 8, 10b
– Salmo 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11 R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
– Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10
– Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38
– Reflexión católica sobre la lectura de La Biblia.
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La bendición de Dios sea sobre tu familia y sobre quienes reciban este mensaje.