Según el catolicismo, los pecados graves o mortalmente se consideran aquellos que rompen la relación con Dios y son contrarios a su voluntad. Estos pecados son graves porque afectan la vida espiritual de la persona y pueden llevar a la muerte espiritual si no se arrepienten y confiesan antes de morir. Algunos de los pecados más graves según la doctrina católica incluyen:
- Asesinato (homicidio)
- Blasfemia contra el Espíritu Santo
- Adulterio
- Herejía (negación de verdades esenciales de la fe)
- Fornicación (relaciones sexuales fuera del matrimonio)
- Homosexualidad
- Avaricia (codicia desmedida por las cosas materiales)
- Intencionalmente causar la muerte de una persona inocente
- Usar medios artificiales para evitar la procreación
- Robar (especialmente de manera importante)
Es importante destacar que para que un pecado sea mortal, la persona debe ser plenamente consciente de la gravedad de su acción y actuar voluntariamente.